lunes, 6 de septiembre de 2010

Moda en la Revolución

Es el siglo de la Enciclopedia y consecuente con ésta, los peinados adquieren una monumentalidad extraordinaria, verdaderas enciclopedias, en los que se puede estudiar todo.

"El peinado, que según la costumbre de poner nombre a todo se llamaba Mariposa Estimulante, consistía en una torre de metro y medio en la que podía admirarse una fragata con el celamen desplegado, una jaula con dos loros de Jamaica, el busto en escayola policromada de un abuelo de su madre, siete miniaturas en esmalte con marcos de caoba, veinticinco colgantes de plata y doscientos lazos; todo ello sostenido por una armazón de alambres y cañas disimulado con encajes, que cubría los cabellos de la dama, a los que no les había dado el aire ni el agua ni el peine desde el día de la boda, cinco años atrás"

Además de los peinados también los vestidos tenían su complicación. Seguía preponderante la moda del vestido mesa camilla, complicado con faldas superpuestas en forma de cortinajes, adornos de lazos y flores, guirnaldas de verdes hojas y plumas y cintajos.

La camisa, guarnecida de lazos, cubría una falda estrecha.
Sobre aquella se colocaba el corsé de flejes de acero. Y las siete enaguas, a cual mas vistosa. Y el corpiño puntiagudo. Y la primera falda, de discreto bordado y sólida estructura de aros de hierro. Y, por último, el gran mirñaque, de tres metros de diámetro y varios kilos de galones, lazos, pasamanerias, volante, festones y trencillas.
Todo estos sobre damascos de tonos diversos y que las sensibles modistas bautizaran con nombres tan interesantes como "verde cogote de petimetre envenenado", "negro tafetán tapaojo de pirata del Caribe", etc.

Como complemento de tan sencillo vestido solían ponerse además algunos lunares, discretamente esparcidos por lo que los trapos y los abalorios dejaban ver.

En los últimos años de este siglo de sencillas costumbres, en vísperas de la Revolución Francesa, aparece el estilo Rococó, caracterizado por tapar todas las cosas con hojas, racimos y volutas de distintas especies.

Esto influye en los peinados, cuyas antiguas arquitecturas se sustituyen por una especie de arbustos que dan a las cabezas femeninas un gracias aspecto de tiesto de flores. Las faldas tienden también a disminuir su diámetro.

Con la Revolución Francesa la moda se populariza. Los hombres inventan los pantalones de tubo y las mujeres tienden hacia una silueta más en consonancia con los huesos y la carne que llevan debajo de los vestidos.

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