lunes, 6 de septiembre de 2010

Bonaparte en Francia



Este general dirigió y condujo la política francesa durante quince años. Las campañas militares de sus ejércitos difundieron los principios de la Revolución por todo el continente europeo.
Gracias al prestigio que le dieron sus campañas de Italia y de Egipto, pudo dar un exitoso golpe de Estado que le permitió derrocar al Directorio y crear el Consulado, en el cual asumió el cargo de Primer Cónsul. Tres años más tarde, se declaró cónsul único y vitalicio, y un decreto senatorial de 1804, ratificado por un plebiscito, lo proclamó "Emperador de los franceses".
La política internacional de Bonaparte estuvo dominada por sus ambiciones imperialistas que lo llevaron a intentar el dominio de Europa. Inglaterra organizó coaliciones para impedir el auge de un rival tan poderoso. El emperador impuso a los países sometidos "el bloqueo continental" para perjudicar los intereses económicos de los ingleses: nadie podría importar ni exportar mercaderías de Inglaterra. Para hacer respetar estas medidas, debió invadir Portugal, hecho que lo llevó a intervenir en España. El pueblo español se levantó contra el "usurpador", organizó guerrillas e infligió las primeras derrotas al ejército imperial (1808).
Para impedir la alianza anglo-rusa, Bonaparte emprendió personalmente la campaña contra el zar. A pesar de sus triunfos, tuvo que retirarse de Moscú. El invierno diezmó sus fuerzas y no le permitió sofocar los nuevos levantamientos de los pueblos sojuzgados. Sus enemigos lo derrotaron en Leipzig y lo enviaron a la isla Elba. Logró escapar y gobernar a Francia durante cien días. Derrotado en Waterloo, fue desterrado a la isla Santa Elena donde murió en 1821.
Bonaparte fue, a la vez, un héroe romántico, un hombre de acción y de rápidas decisiones y un revolucionario que consolidó los cambios exigidos por la burguesía al comienzo de la Revolución. Organizó el Estado creando un modelo que fue imitado por muchos países durante todo el siglo XIX. Entre otras medidas, ordenó la redacción del Código Civil, modernizó la administración pública, uniformó el sistema de pesos y medidas aplicando el sistema decimal, organizó la enseñanza fiscal (los liceos, dependientes del Estado, reemplazaron a los colegios de la iglesia) y adecuó la Universidad a las necesidades profesionales del país.

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